Un objetivo del Gobierno consiste en revisar toda la legislación que
existe en España, porque hay “oleadas” de decretos y normas que , en la
práctica constituyen “trabas”. Para Rajoy un buen director general no es el que
hace cinco decretos, sino el que deroga cinco, porque así “da libertad” y “deja
vivir”. Esta idea, que la pronunció el actual presidente hace unos meses, viene
muy bien a la hora de hablar de gestión pública o privada.
A estas alturas de la película todos sabemos que la idea fundamental
del Libre Mercado es que las gestiones de los países sean privadas y que
desaparezcan los mecanismos de regulación que impiden la circulación de capital.
Casos como España, donde una clase política corrupta nos ha llevado a una recesión
sin precedentes, no ha tenido otra opción que acudir al BCE para solicitar
ayuda para sanear las cuentas de las cajas que ellos mismos gestionaban. Pero
toda ayuda tiene un precio, nadie nos explica “su valor” pero todos sabemos la
repercusión social que va a tener.
“Hay que recortar en el sector público, hay sectores que ganan menos
de lo que se invierte”, frases como esta ponen de manifiesto que nuestro país
ha entrado en el juego de la “ruleta rusa
del capitalismo”. Lo cierto es
que el déficit público de España es bajísimo, por debajo incluso de las grandes
potencias europeas. Este déficit tan bajo hace pensar que nuestra
administración pública es paupérrima, tanto la gestión, como la sanidad, la educación, etc .. Lo que deberían de hacer es invertir los impuestos, que pagamos,
en llevar a cabo un modelo sanitario basado en la prevención médica e intentar
reducir las largas listas de espera. Invertir en un modelo de educación con
motivación, preparación y exigencia…
Las gestiones privadas en el tiempo suelen ser desastrosas para un país.
En Francia privatizaron la gestión del agua, y ahora van a volver a
nacionalizarla porque las compañías privadas han hecho una gestión malísima y
han dejado que la red se deteriore hasta límites increíbles. Y es comprensible,
porque las empresas privadas solo tiene un objetivo: ganar dinero. Por eso, no
quiero ni imaginar lo que podría pasar con la sanidad y la educación.
La gestión pública debe
desarrollarse velando siempre por mantener o mejorar la institucionalidad del
Estado en lugar de buscar soluciones fuera del sistema. No debe caer en la
tentación de hacer gestión pública con las reglas de la gestión privada.