miércoles, 8 de agosto de 2012

DEJAR VIVIR


Un objetivo del Gobierno consiste en revisar toda la legislación que existe en España, porque hay “oleadas” de decretos y normas que , en la práctica constituyen “trabas”. Para Rajoy un buen director general no es el que hace cinco decretos, sino el que deroga cinco, porque así “da libertad” y “deja vivir”. Esta idea, que la pronunció el actual presidente hace unos meses, viene muy bien a la hora de hablar de gestión pública o privada.




A estas alturas de la película todos sabemos que la idea fundamental del Libre Mercado es que las gestiones de los países sean privadas y que desaparezcan los mecanismos de regulación que impiden la circulación de capital. Casos como España, donde una clase política corrupta nos ha llevado a una recesión sin precedentes, no ha tenido otra opción que acudir al BCE para solicitar ayuda para sanear las cuentas de las cajas que ellos mismos gestionaban. Pero toda ayuda tiene un precio, nadie nos explica “su valor” pero todos sabemos la repercusión social que va a  tener.


“Hay que recortar en el sector público, hay sectores que ganan menos de lo que se invierte”, frases como esta ponen de manifiesto que nuestro país ha entrado en el juego de la “ruleta rusa del capitalismo”.  Lo cierto es que el déficit público de España es bajísimo, por debajo incluso de las grandes potencias europeas. Este déficit tan bajo hace pensar que nuestra administración pública es paupérrima, tanto la  gestión, como la sanidad, la educación, etc .. Lo que deberían de hacer es invertir los impuestos, que pagamos, en llevar a cabo un modelo sanitario basado en la prevención médica e intentar reducir las largas listas de espera. Invertir en un modelo de educación con motivación, preparación y exigencia…


Las gestiones privadas en el tiempo suelen ser desastrosas para un país. En Francia privatizaron la gestión del agua, y ahora van a volver a nacionalizarla porque las compañías privadas han hecho una gestión malísima y han dejado que la red se deteriore hasta límites increíbles. Y es comprensible, porque las empresas privadas solo tiene un objetivo: ganar dinero. Por eso, no quiero ni imaginar lo que podría pasar con la sanidad y la educación.


La gestión pública debe desarrollarse velando siempre por mantener o mejorar la institucionalidad del Estado en lugar de buscar soluciones fuera del sistema. No debe caer en la tentación de hacer gestión pública con las reglas de la gestión privada.

lunes, 6 de agosto de 2012


LOS NIÑOS ESPAÑOLES TAMBIÉN SON APADRINADOS

A petición de nuestros primeros lectores… Aquí va un fragmento de la noticia del apadrinamiento de niños españoles que el domingo publicó Martín Mucha en el suplemento Crónica de El Mundo.

Pensaba usted que, como antes veía en folletos de ONG con niños latinoamericanos o aquellos africanos de Biafra, sus hijos serían adoptados, que vivirían gracias al apadrinamiento de extranjeros? Y Azucena Paredes, 30 años, madrileña, madre de Desiree y de dos pequeños más, que subsiste gracias a la ayuda de 400 euros de una familia noruega, hace mutis antes de contestar. «Nunca lo habría imaginado hace un año, pero es así. Esa es mi situación. Lastimosamente».
La realidad, a secas. «La española Desiree, 4 años, es adoptada por la noruega Sunniva, 10». Lo publicó el periódico noruego VG, [24 de junio de 2012]. No hay eufemismos. La pequeña Sunniva, iris que encandilan, pelo rubio oscuro, decidió apadrinar a Desiree, pelo negro ensortijado, y a su familia española desahuciada. Y el de la hija de Azucena es el primer caso, mas no el único.
Decenas de noruegos están ya contribuyendo económicamente para sostener a nuestras familias atrapadas en la gran crisis. De apadrinar a niños en medio mundo, los ricos españoles hemos pasado a ver a los nuestros apadrinados desde la propia Europa. El reclamo de solidaridad con nuestros niños de la crisis ha calado hondo en los civilizados europeos del Norte...
[…]
Aún así, la iniciativa noruega de adopción no es única. La Gran Asociación de Beneficencia Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia también ha lanzado una iniciativa para que españoles apadrinen a españoles. Una veintena de personas reciben 300 euros de donación mensual gracias a esta iniciativa. Los perfiles: «Madre divorciada con cuatro hijos, alquiler de 434 euros, nómina de 410». «Mujer con dos chicos que gana 280 euros». Lista de espera interminable.


La infancia española también está sufriendo gravemente las consecuencias de la crisis. Unicef España publicó un informe en el mes de mayo en el que alertaba de esta situación (Se puede consultar en este enlace http://www.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/Infancia_2012_2013_final.pdf#page=28). Los menores también dan su opinión en este estudio, de lo que se han obtenido datos como que "siete de cada cien niños se sienten solos y casi uno de cada diez es más bien pesimista ante el futuro".

Ellos son nuestro futuro…

sábado, 4 de agosto de 2012

LA CULPA FUE DEL “CHA-CHA-CHÁ”


LA CULPA FUE DEL “CHA-CHA-CHÁ”


"Cuando el infierno son los otros, el paraíso no es uno mismo" Mario Benedetti

               


Los españoles nos estamos convirtiendo en auténticos expertos "culpadores". Es el nuevo deporte nacional (un remake para cuando las cosas no funcionan, diría yo). Mientras buscamos culpables nosotros dejamos de serlo y dejamos de sentirnos responsables, dos pájaros de un tiro… y conciencia limpia. Porque culpar es rentable (o eso creemos), y lo practicamos con alegría y descaro desde la política hasta el último rincón de la sociedad mientras el país se tambalea y los buitres sobrevuelan a la espera del desmayo.

                “Los políticos tienen la culpa”, dicen muchos. Claro, como si no los eligieramos nosotros. Pero en el arte de exculparse no tenemos rivales, y cuentan otros que ellos no votaron a los que nos están llevando a la ruina. Así que hagamos un repaso de culpables:
                 
               Zapatero tuvo la culpa de la crisis y de la herencia dejada; Rajoy tiene la culpa de que España se hunda y de mentir; el BCE tiene la culpa por no actuar como un verdadero Banco Central; Merkel y los bancos alemanes nos persiguen; y los mercados se ceban con la crisis de la deuda. Y es que la “pobre Caperucita" no vio al Lobo venir.

                Ya que estamos metidos en el tema, contemos culpables. Si exceptuamos a los niños como en las guerras (las mujeres y mayores aquí no se salvan) contamos unos 36 millones de ciudadanos. Once millones de culpables votaron a Rajoy, pero es que siete millones votaron a Rubalcaba (ex-vicepresidente del Gobierno anterior y precursor de las mismas políticas que matienen en tan “paradisiaca”situación al país). Ya hay 18 millones, aunque seguro que hay más. Sigamos, porque están los que no votaron: “culpables por omisión”; y los que votaron a CIU, PNV, Amaiur o ERC, por supuesto, culpables por nacionalistas o arbertzales. Entre unos y otros sumamos unos doce millones, y ya van 30. Pero como buenos inquisidores sigamos buscando herejes.  Están también aquellos que vivieron por encima de sus posibilidades; tenemos a los que especularon a pequeña escala en el sector inmobiliario; tenemos a los empresarios; a los que defraudan a Hacienda (empresas y trabajadores); no debemos olvidarnos de los sindicatos, de los funcionarios y de los “perroflautas” que no aportan nada al Estado; y, por último, están los culpables estrella: los bancos y las cajas (de los cuáles nadie es cliente). Seguro que en esta última ronda algunos repiten como culpables, ¡qué cabrones!
                
               Estoy convencido que con un poco de ayuda encontramos a muchos más culpables, pero nosotros nunca seremos uno de ellos.

                No pretendo con todo esto exonerar a todos de culpa, ni mucho menos dar entender que todos somos igual de culpables. Evidentemente, por razones obvias de poder y capacidad de acción, hay quiénes han tenido y tienen mucha más responsabilidad de lo que está sucediendo que la gran mayoría de los ciudadanos, y es nuestra obligación exigir cambios. Pero hay que aceptar que debemos empezar por nosotros mismos, actuando de forma responsable y coherente, más allá de partidismos y oportunismos, de forma que podamos ser un ejemplo para otros y que construyamos cimientos nuevos, abandonando esa cómoda idea de que la casa se puede reformar desde arriba. A aquellos pocos que ya lo hacen, felicidades.

                No olvidemos que el que culpa no es culpable y hace culpable a otros, a la vez que hacemos complices en nuestra búsqueda de culpables, porque nadie quiere serlo; y entre culpa y culpa nadie es culpable, ni responsable, con lo cual todo sigue igual…de MAL.



viernes, 3 de agosto de 2012

ALGO MÁS QUE UN VOTO (II)


¿Cómo y por qué es imprescindible potenciar una democracia participativa?

Sin entrar en excesivos detalles, algo que haremos en próximos post, sí que podemos afirmar que la ya omnipresente “crisis” ha puesto de manisfiesto algo que de hecho ya se entreveía, la debilidad de nuestro sistema político, económico y social. En esta situación, el desequilibrio de fuerzas genera un sistema donde las desigualdades aumentan y donde el peso de la voz social disminuye. Es decir, en un sistema de equilibrio muy básico en el que economía – Estado – sociedad civil crearan una engranaje de contrapoder entre ellos, conseguiríamos una situación de estabilidad que permitiría una evolución coherente de progreso.



    Pero la situación de nuestro país está lejos de ese equilibrio, la permisibilidad hacia el sector económico privado por parte de los otros dos sujetos (gobiernos y sociedad civil) en los últimos 20 años, ha creado un sistema desproporcionado y preponderante en favor de la economía liberal que ha adquirido cuotas de poder que debieran estar compartidas con los otros sujetos de la cadena. El efecto de estas causas conforman el escenario en el que actualmente nos encontramos: Gobiernos débiles (con soberanía limitada, ya no solo por los entes supranacionales como la Unión Europea, sino en manos de los poderes económicos), y una sociedad civil desestructurada e ignorada, que ha aceptado el papel de víctima mientras se deja llevar por la desidia o la desesperanza. Son precisamente estas las razones por las que la participación ciudadana tiene que dar un paso al frente y recuperar esa voz perdida. Un momento en el cuál nuestros representantes son o se ven incapaces de modificar una estructura enquistada que afecta de forma directa y negativa en la mayor parte de la sociedad española (tanto en el ámbito laboral, económico como en el colectivo).

     Las formas que se presentan para ejercer este derecho participativo son varias. A las conocidas fórmulas clásicas como sindicatos u organizaciones políticas debemos sumarle otras de valioso interés y que no obligan a tener que idenfificarse o rendir cuentas bajo unas pautas estrictamente marcadas. Antes de señalar estas herramientas, quisiera hacer un inciso en relación al caso concreto de las manifestaciones, donde es común que se pretenda confundir premeditadamente la participación en una protesta, reivindicación o manifestación con la defensa o afiliación a una organización con el único objetivo de desacreditar o estigmatizar la razón de la protesta en sí misma. Más simple, lo que se intenta a través de los medios de comunicación u organizaciones no afines es suscitar una relación directa entre el hecho reclamado y las entidades que lo promueven. Esta circunstancia deforma en numerosas ocasiones la realidad y no ayuda a permitir que los ciudadanos puedan manifestarse o reclamar sobre sus derechos libremente (al igual que hacen cargo de sus obligaciones). Existen ejemplos, y algunos recientes, como las protestas frente a la Reforma Laboral de 2012, las huelgas generales tanto de 2010 con la presidencia de Zapatero como la de 2012 con la presidencia de Rajoy, las proclamas en defensa de una democracia real o las más recientes contra los ajustes impuestos a consta del rescate económico de las entidades financieras españolas. En todas ellas, se ha intentado deliberadamente aglutinar a todos los participantes como parte de algún partido político, sindicato o incluso grupos antisistema, ignorando la razón de fondo.

     Para finalizar vayamos con algunas formas de participación que como ciudadanos y parte del sistema tenemos tanto el derecho como la obligación de utilizar para regenerar las células dañadas y recuperar la salud democrática.

    Por una parte tenemos la iniciativa popular, derecho reconocido que permite a los ciudadanos mediante la presentación de firmas, 500.000, presentar propuestas de ley al Parlamento o exigir cambios de leyes promulgadas en el Congreso (http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo3-1984.html). Podremos discutir sobre el exceso de número de firmas necesarias y de las limitaciones existentes para las iniciativas populares, además de la dificultad de organizar una estructura adecuada para su difusión, pero lo que está claro es que en una sociedad informatizada las posibilidades se multiplican, y lo primero que debemos atender es a nuestra propia implicación en aportar lo que esté en nuestras manos. Además, existe otro instrumento, con menor alcance pero también menos complejo que permite sugerencias, iniciativas o quejas (incluso por internet) sobre cualquier institución pública que es el derecho de petición (info: http://porlademocraciadirecta.org/wp-content/uploads/2011/07/derecho_peticion.pdf).
Otra forma de participación a través de organizaciones civiles y ONGs que trabajan en la defensa de los derechos sociales y democráticos.

        Por último existe el referéndum, fórmula que desgraciadamente no puede ser propuesta por el pueblo porque legalmente el referendo sólo puede celebrarse a propuesta del Presidente del Gobierno (más info: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo2-1980.html). Aún así, la exigencia de esta herramienta democrática por parte de la sociedad debe ser canalizada a través de otros medios como las firmas, la presión social, las manifestaciones y en último caso, la desobediencia civil (práctica que supone un quebrantamiento de la ley de forma consciente y pacífica como medio de protesta y concienciación ante situaciones de injusticia colectiva). Es necesario que el referéndum se convierta en una herramienta clave de decisión y en un elemento activo como fórmula para devolver la voz al pueblo en las decisiones más transcendentes, tanto en cuestiones económicas como sociales que afecten no sólo a las personas de forma individual, si no al país como conjunto.

¿Cómo es posible que no recaiga sobre la ciudadanía la potestad última de elegir sobre decisiones que condicionarán decisivamente el futuro del país y de sus propias vidas?    





Propuestas de solicitud de firmas para el referéndum vinculante sobre las condiciones impuestas a España por el rescate financiero, o en palabras del Ministro de Economía Luis de Guindos el 9 de junio de 2012 “préstamo financiero en condiciones muy favorables”. (http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/09/economia/1339264828.html)     
          

Para ampliar información y fomentar la implicación en estas cuestiones dejo algunos enlaces de interés donde se pueden promover iniciativas o participar activamente en ellas: